9/27/2007

Valle de Orlu

El Valle de Orlu es un valle odontológico, porque se pasa por un coll, se atraviesa una garganta y al final del valle se encuentra el Dent d´Orlu, una pieza dental de dimensiones colosales.



Encuentrillos 2007

En Olot nos hemos encontrado este verano un montón de pequeñitos con sus papás. Da gusto encontrarse con tanto loco sobre ruedas y no sentirte tan diferente cada vez que sales a rodar on tu hija. Porque ya sabemos lo que nos pasa a los cicloviajeros y cicloviajerillos, que dejamos a la gente estupefacta y boquiabierta cuando pasamos con la bici y el carrito enganchado detrás con un pequeñín tarareando la canción del ti-ti-gu-gu-ta-ta. Algunos reaccionan a tiempo y les da tiempo a esbozar una sonrisa o a exclamar: ¡mira, si va un niño detrás! Por eso digo que en los Encuentrillos uno se cree una persona "normal", arropada con tanta bocina, ruedines y artilugios ciclistas. La vía verde del Carrilet nos sirvió de arteria principal para realizar las excursiones y la piscina del camping de Les Preses para refrescarnos después de la misma. Buena gente, buen rollito y buen fen-shui. ¿Al año que viene dónde?



9/04/2007

La ruta del ferro

Entre Ripoll y Sant Joan de les Abadeses hay una corta pero agradable vía verde donde se encuentran todos los alicientes para un niño: hormigas en el camino, vacas moviendo la cola, túneles oscuros, pajaritos que se cruzan de un lado a otro... Pero a Ariadna lo que más le ha molado es el bote de agua de la bici. ¡¡¡Nunca se imaginó que hubiera biberones tan grandes!!! Fue ella la que nos fue guiando con el mapa.



Tocando el cielo

Ariadna se ha subido por unos instantes a una nube para ver el mundo desde arriba. Y desde allí dice que los coches son hormiguitas, los caminos son hilos y las personas hasta parecemos iguales y todo.

Recuerdos de Sigüenza

Sigüenza nos trae nuemerosos recuerdos de cuando vivimos allí, arropados por las vetustas piedras de la catedral. Ha sido un baño de nostalgia volver y pasear por las mismas callejuelas de siempre, recordar los rostros de algunos vecinos de siempre, comprobar que la Alameda sigue en su sitio. A Ariadna le hemos enseñado el pinar por donde tantas veces salimos a montar en bicicleta, que sigue con las mismas paredes de arenisca rojiza y las mismas chicharras que dan la matraca al mediodía. Guijosa, Cubilla, Bujarrabal, Estriégana, Barbatona... Bonitos nombres que tienen detrás muchos recuerdos.